domingo, 16 de septiembre de 2007

La tecnología cambia la potencia del proceso pedagógico-2

Mariana Maggio, especialista en educación y nuevas tecnologías

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“La tecnología cambia la potencia del proceso pedagógico”

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Mariana MaggioEl debate en torno a la incorporación de las nuevas tecnologías al proceso de enseñanza-aprendizaje crece en el país y presenta cada día nuevos desafíos, en especial para los docentes. En diálogo con EducaRed, la pedagoga Mariana Maggio, Gerente de Programas Académicos de Microsoft de Argentina consideró que el actor clave en este proceso es el docente, convenientemente motivado para impulsar el uso de las nuevas tecnologías en el trabajo educativo. En su visión, el acceso al equipamiento es importante, pero subrayó que todos los esfuerzos serán limitados si no se dispone de buena conectividad.


EducaRed: En la actualidad, muchas organizaciones sociales y empresariales colaboran con las política públicas en la dotación de equipos o la provisión de software para mejorar la infraestructura tecnológica de las escuelas. ¿Alcanza con eso para decir que se está avanzando en una inserción real de la tecnología en el proceso educativo?

Mariana Maggio: Yo suelo hablar de “inclusión genuina”, una categoría que desarrollé como parte de mi trabajo de investigación. La inclusión genuina intenta captar aquellas situaciones en las que las nuevas tecnologías son incorporadas a las prácticas de la enseñanza, emulando las relaciones de la tecnología con el campo disciplinar.

Para dar un ejemplo concreto, hoy la matemática se ve fuertemente impactada por el desarrollo de simuladores o la geografía por los sistemas de representación espacial a través de multimedia. La inclusión genuina intenta dar cuenta de esto, en un nivel epistemológico de cuáles son las relaciones entre las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en cada campo disciplinar. Es una cuestión, si se quiere, de actualización del conocimiento que ofrecemos.

El problema no es que las escuelas tengan computadora o que haya una computadora por docente o por niño. El tema es mucho más complejo, del orden del conocimiento, del orden de qué son los campos disciplinares en la actualidad. El modo de entrar a ese problema tiene un componente de infraestructura pero tiene otro componente esencial que es una conectividad de calidad. Y tiene un pilar indispensable que es la formación.

ER: ¿Existen diferentes motivaciones para el abordaje tecnológico entre los chicos, quizá más habituados a la tecnología, y los docentes, no siempre formados en este aspecto?

MM: Es cierto que los chicos de esta generación, aún los que no tienen computadora en su casa, se relacionan muy bien con la tecnología. Pero en general vemos que la relación de los chicos con la tecnología está muy vinculada al ocio, al entretenimiento, al espacio del juego. Eso está muy bien pero, en realidad, como educadores debemos pensar cómo generamos potencia a través de esas herramientas en relación con el aprendizaje, a las finalidades educativas, en relación con la condición de ciudadano.

Cuando se lo plantea en estos términos, hay algo que es imprescindible: no son las máquinas, son los docentes. Los docentes tienen que estar preparados, aunque esto no resulta sencillo. Por un lado, porque la mayor parte de nuestros docentes no nacieron teniendo estas tecnologías a disposición. Pero lo más difícil de abordar es que no analizaron estas cuestiones como parte de su formación inicial. Seguimos formando profesores para los cuales la tecnología y la educación no aparecen en su formación básica. Entonces, a un docente que ya está en el aula y para quien la herramienta central son los manuales impresos, hay que decirle que ahora debe aprender todo esto.

ER: ¿Cree que hay una deficiencia en la formación?

MM: Sí, es un tema de formación. Hoy se hacen muchos esfuerzos pero el desafío es enorme. Por supuesto, necesitamos políticas muy contundentes vinculadas a la formación de los docentes en estos temas, pero también precisamos un esfuerzo de articulación con el sector privado, con las ONG, con las organizaciones de la comunidad. Hay muchos trabajos valiosos pero que siguen siendo esfuerzos aislados. Hoy el principal desafío es cómo articular los esfuerzos tanto del sector privado, como del Estado y el tercer sector.

ER: ¿El problema es la falta de una política integral?

MM: Sí, sobre todo porque, por ejemplo, cuando se hacen eventos de formación de docentes en nuevas tecnologías, repetidamente vemos que siempre se interesan los mismos docentes, que son un 20 o 25 por ciento del universo de docentes. Lo mismo pasa con los concursos de innovación educativa. Entonces, éste es un tema importante pero para un sector del sistema educativo que todavía sigue siendo minoritario.

La pregunta es cómo nos articulamos para poder amplificar los esfuerzos y llegar a muchísimos más docentes. Hay que llegar a cientos de miles de docentes que todavía no han hecho su proceso de iniciación en nuevas tecnologías. En el programa Alianza por la Educación trabajamos con un evento específicamente diseñado para iniciación que se llama Intentar. Está concebido de modo tal que los docentes no habituados a las tecnologías puedan empezar, suscribiendo su primera cuenta de correo electrónico, hacer su primera experiencia de navegación, visitar los portales educativos que son más potentes en términos del escenario nacional.

ER: ¿Hay resistencias de los docentes a la incorporación de tecnología?

MM: En el trabajo con los adultos aparecen resistencias que no aparecen en los niños. En este sentido, hay dos actores clave: por un lado, los directores de las instituciones educativas y por el otro, los inspectores y supervisores. Los proyectos con cierta innovación que a veces aparecen en las escuelas en una muy pequeña escala, se amplifican al interior de la propia institución o logran relacionarse con otras organizaciones de la propia comunidad cuando hay una fuerte decisión de los directivos para acompañarlos.

ER: ¿Qué pasa con la brecha digital al interior de la sociedad argentina? ¿Cómo puede pensarse en una entrada a la era tecnológica cuando en el país todavía hay miles de chicos que van al colegio para tomar la copa de leche y ni siquiera acceden al libro?

MM: El esfuerzo debe ser muy fuertemente orientado por el Estado. Es necesario pensar en cómo garantizamos el acceso a la tecnología en las escuelas de gestión estatal, en las bibliotecas, en las bibliotecas populares, en las sociedades de fomento, en los clubes del barrio. Ese es el camino para que en el corto plazo todos puedan acceder.

También hay que pensar en los locutorios, porque los chicos de los sectores urbanos marginales hoy acceden al locutorio, que si bien tiene un costo, es un costo bajo. Hoy ese espacio está destinado al ocio y al juego, pero podríamos empezar a pensar como sociedad cómo promovemos espacios de enriquecimiento cultural, cómo hacemos para que los pibes de esos barrios puedan generar, por ejemplo, arte digital, acceder a los museos, recuperar el patrimonio cultural de las comunidades locales, trabajar con los diarios. Ahí la tecnología cambia la potencia del proceso pedagógico. No es lo mismo que la tecnología esté o que no esté.

ER: ¿Cómo está la Argentina frente a otros países de América Latina en términos de la tecnología aplicada a la educación?

MM: Yo la veo con preocupación. Tenemos que tomar algunas decisiones necesarias. Entre las principales destacaría las que tienen que ver con la conectividad, otras las que tiene que ver con la formación docente y la tercera tiene que ver con pensar en el lugar clave que tienen que jugar en este proceso de incorporación de tecnología los docentes.

Uno de los errores que podemos cometer es pensar que si ponemos la tecnología a disposición de los chicos con esto cambia el sistema educativo. El sistema educativo depende del liderazgo de los docentes, la responsabilidad por la enseñanza es de las instituciones educativas y que se cumplan las finalidades educativas depende de que los docentes enseñen.

Es importante que los profesores y profesoras sepan que, vinculados con la tecnología, hay nuevos temas. Entender qué implica enseñar a hiperleer en lugar de enseñar a leer, qué implica tener a disposición materiales multimediales en lugar de materiales escritos lineales, qué implica acceder a fuentes en línea, qué implica la posibilidad de establecer redes para el desarrollo de proyectos de colaboración. Hay toda una agenda nueva, pero esa agenda hay que discutirla con los docentes y hay que ver cómo hacemos para que esa agenda dé cuenta de lo que tenemos que enseñar.

ER: ¿Qué experiencias exitosas puede mencionar en América Latina respecto de la inclusión de las TICs en el proceso educativo?

MM: Me interesa mucho el caso de Chile, donde hay un programa de conectividad (Enlace), que conecta a todo el sistema educativo a Internet con recursos públicos, y con una estructura de mantenimiento dependiente de las universidades. El país fue dividido en grandes regiones y se asignaron universidades a la gestión de esas regiones, garantizando el soporte técnico.

En los últimos años, México hizo un esfuerzo muy grande con Enciclomedia, un proyecto que dotó con tecnología de pizarrones electrónicos a un grado de la escolaridad, pero accediendo todas las aulas del sistema público. Este proyecto pone en un soporte multimedial todo el contenido del libro de texto único.
Pero no quiero dejar pasar que también que hay muchos casos para aprender en la Argentina, que tal vez no tienen la escala pero sí la potencia de los otros. Desde Alianzas por la Educación, en conjunto con Foro 21, el programa de educación de canal 7, hemos documentado más de 80 casos de docentes de diferentes provincias que utilizan la tecnología e innovación en el país. Estos docentes son argentinos, trabajan en condiciones de infraestructura muchas veces escasas y difíciles pero, sin embargo, creen que el acceso a la tecnología es valioso y significativo para los chicos. Con esa convicción desarrollaron propuestas que para mí son ejemplares. Con esto hicimos un portal que se llama Neodocentes, y ahí están documentadas en video las experiencias.

ER: ¿La tecnología es una herramienta que facilita el trabajo en el aula?

MM: Son tiempos difíciles para la mayor parte de los docentes del país, por las condiciones salariales, la infraestructura de muchas escuelas. Los docentes se enfrentan a temas nuevos y preocupantes para los cuales no están preparados, como la heterogeneidad, los grupos minoritarios en el aula, la violencia en la escuela, y a esto hay que sumarle el problema de la tecnología. En principio, los docentes ven que tienen un problema más. Pero en ese camino de ofrecer soluciones, la tecnología puede ayudar a reconstruir el protagonismo del docente, no sólo al interior de la escuela sino también en su comunidad.

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